Julia Navarro
Votaría “no” porque hay que reformar la U.E y cuanto antes mejor.
Además me parecen intolerables las amenazas, los chantajes, la prepotencia con que están tratando a los ciudadanos griegos.
En realidad lo que no soportan quienes mandan en la UE es que un pequeño país gobernado por un partido de izquierdas se resista a dejarse pisotear.
El Gobierno de Syriza viene diciendo que quiere pagar la deuda pero que para eso pide que se reestructure y defiende también otras políticas que no se basan exclusivamente en la extrema austeridad que tanto le gusta a Angela Merkel.
Desde que Alexis Tsipras gano las elecciones desde la UE se ha hecho lo posible por hacerle fracasar, por demostrar que donde hay patrón no manda marinero, y que quién decide es Bruselas y no el gobierno democráticamente elegido de Syriza. Esa es la cuestión de fondo. Por eso si yo fuera griega y pudiera votar el próximo domingo votaría NO precisamente porque creo en la necesidad de la Unión Europea, pero una Unión Europea que se de verdad un espacio común para los intereses de los ciudadanos
… en una democracia, un referéndum nunca debe ser interpretado como una maniobra o una trampa, sino como un sagrado ejercicio de soberanía popular.
Artículos de Julia Navarro y Almudena Grandes escritos antes de saber el resultado del referéndum.
Almudena Grandes
Si yo fuera griega, votaría no.
En primer lugar por orgullo democrático, porque en una democracia, un referéndum nunca debe ser interpretado como una maniobra o una trampa, sino como un sagrado ejercicio de soberanía popular.
En segundo lugar por sentido común, porque no se le puede pedir a un enfermo que siga tomando la medicina que le está matando. Es absurdo exigir imposibles y los griegos no pueden pagar su deuda.
En tercer lugar, votaría no porque sería consciente de que la inflexibilidad de los acreedores no tiene que ver con el dinero que les debe mi país, sino con su interés en perpetuar en otros el gran negocio de nuestra deuda.
Como soy española no podré votar el próximo domingo, pero me habría gustado hacerlo en agosto de 2011. No pude, porque Zapatero no se atrevió a hacer lo que ha hecho Tsipras, como no se atrevió su colega portugués, como no se atrevió el gobierno de Irlanda. Si los españoles hubiéramos votado, seguramente Rajoy nunca habría llegado al poder y la austeridad habría sido otra cosa.
Quizás por eso, los actores más tranquilos de este drama son, precisamente, los representantes del gobierno que ha puesto su destino en manos de su pueblo, mientras que su presunto apocalipsis hace crecer por minutos la histeria de quienes lo anuncian a trompetazo limpio.
Esa es la mejor demostración de que no estamos ante una cuestión de dinero, sino de política, porque son los políticos quienes deciden qué deudas se pagan y cuáles no. De lo contrario, que Bankia le devuelva a cada español los 500 euros que le debe por su rescate. Seguro que a todos nos vienen muy bien para las vacaciones.