- Corrupción, según el diccionario, es soborno o cohecho, perversión o vicio. Creo que es una definición claramente insuficiente.
- España va a encargar al partido más corrupto la tarea de determinar qué es la corrupción y cómo hay que combatirla.
- Casos de corrupción que ahora no lo serían.
La pregunta ahora es: ¿Por qué antes esto era corrupción y ahora no?
¿Qué es corrupción?
Corrupción, según el diccionario, es soborno o cohecho, perversión o vicio. Creo que es una definición claramente insuficiente. Faltan detalles, como en el papel que puso Ciudadanos en la sien del PP a cambio de negociar la investidura. Y así estamos.
No se entienden las prisas de Albert Rivera por hacer firmar a Rajoy una vaga declaración de intenciones, que han tenido que ir matizando a cada minuto que pasa.
En este momento, con el acuerdo inicial solemnemente sellado, no sabemos si la limitación de mandatos tiene carácter retroactivo y, por lo tanto, este sería –si llega- el último gobierno de Rajoy. No sabemos por qué se le pide al PP el compromiso de reformar la ley electoral si para ello hace falta el PSOE, que no está en el pacto.
Tampoco es fácil de comprender para qué sirve el compromiso genérico de eliminar los aforamientos, si para eso hay que reformar la Constitución y también es necesario el PSOE, que sigue sin estar en el pacto. Y es extraño que una de las condiciones sea la creación de una comisión de investigación sobre la presunta financiación ilegal del PP, cuando no hace falta el consentimiento de Rajoy para llevarla adelante: el resto de partidos están de acuerdo y para esto sí tendrían una mayoría suficiente.
Quizá el punto que parecía más claro era el que hacía referencia a la dimisión de todos los cargos públicos imputados por corrupción. Y resulta que aquí es donde se ha enredado Ciudadanos de manera absurda.
Cada día tengo más claro que la exigencia sobre los imputados se redactó única y exclusivamente para que Rivera pudiera cobrarse la cabeza de Rita Barberá, una vez que hable el Supremo. Es lo que más rédito le ha dado a Ciudadanos hasta ahora, el poder colgarse las medallas de la jubilación de Chaves y Griñán o de aquellas personas implicadas en casos de corrupción en la Comunidad de Madrid. Y a mí me parece estupendo que trabajen por regenerar la vida política.
Pero como da la sensación de que redactaron sus exigencias pensando en Barberá, se han encontrado con que hay imputaciones presentes más urgentes que las futuras. Eso les ha empujado a meterse en un frondoso jardín para definir la corrupción. Y claro, limitarlo –como hicieron en un primer momento- al enriquecimiento personal por meter la mano en la caja y a la financiación ilegal, equivale a blanquear a un montón de políticos que no se lo llevaron para ellos, pero sí despilfarraron de manera salvaje el dinero público, en muchos casos a sabiendas.
Después, en Ciudadanos han abierto el abanico al enriquecimiento a terceros, pero es algo que también necesita concreción. Y sinceramente, no hay nada que le venga mejor a Rajoy que aquellas exigencias en las que caben todo y también nada. Es el camino más corto para que el líder del PP haga lo que mejor sabe hacer: todo y nada al mismo tiempo.
Cristina Pardo
¿Y tú me lo preguntas? Corrupción… eres tú
En un gesto más de innovación de políticas públicas, y con el apoyo inestimable de Ciudadanos, España va a encargar al partido más corrupto la tarea de determinar qué es la corrupción y cómo hay que combatirla. No se podrá negar que son los que más saben. De primera mano.
Imaginen la escena.
-¿Qué es corrupción? -dice Ciudadanos mientras clava su pupila en la pupila azul del PP.
-¿Qué es corrupción? ¿Y tú me lo preguntas? Corrupción… eres tú.
Pero Ciudadanos ha evitado citar a Gustavo Adolfo Bécquer y ha contestado con un complaciente “corrupción es lo que tú quieras” y para el PP corrupción son muy pocas cosas, y esas pocas cosas que le afectan al PP no son ciertas. La corrupción es siempre la de los demás.
Como dice Alberto Moyano, a qué degradación habrá llegado la política española, que incluso se permite clasificar sus casos de corrupción bajo diversos criterios. España apenas tiene universidades entre las mejores del mundo pero se ha propuesto publicar la Enciclopedia Británica definitiva sobre la corrupción. Y en un gesto más de innovación de políticas públicas, y con el apoyo inestimable de Ciudadanos, España va a encargar al partido más corrupto la tarea de determinar qué es la corrupción y cómo hay que combatirla. No se podrá negar que son los que más saben. De primera mano.
Todo empezó con Ciudadanos levantando el veto a Rajoy y retirando el nombre de Bárcenas de la comisión de investigación que puso como condición al PP para iniciar las negociaciones de investidura. Y puede terminar exonerando en diferido de responsabilidades políticas a quienes han sido ya condenados por corrupción. Se esperaba un circo, pero la negociación entre PP y C’s exige acrobacias inéditas como afirmar que defraudar a Hacienda (es decir, robarnos a todos) no es corrupción sino “mala praxis”.
Los caminos de la regeneración política en España son inescrutables.
Por extensión, tampoco es corrupción que las multinacionales fichen a políticos para que utilicen sus influencias a favor de su nuevo jefe, o que empresarios de armas sean ministros de Defensa. Tampoco es corrupción que los tribunales que juzgan a los políticos sean designados por los políticos. Ni el endogámico sistema por el que se rige la universidad española. Por supuesto, no es corrupción la cortesía parlamentaria de ceder diputados para que otro partido gane cientos miles de euros y varios cargos más a cambio de que esa cortesía sea correspondida en algún momento. Ni es corrupción apoyar a un corrupto cuando ya se sabía que era un corrupto ni decirle a una televisión pública lo que tiene que emitir y lo que no. Tener dinero en Suiza no es corrupción y tampoco es corrupción el clientelismo secular que anida en España.
La fallida estrategia tradicional de la lucha contra la corrupción en España ha consistido en mandar al partido corrupto a la oposición hasta que se corrompiera el siguiente partido. Ahora se va intentar solucionar el problema intentando convencer al partido más corrupto, pero en realidad al PP le están haciendo un favor: ha conseguido un asidero -un Pacto Anticorrupción- al que agarrarse para blanquear su historial de corruptelas. Ciudadanos iba a limpiar al PP y es el PP el que se está limpiando solo gracias a Ciudadanos.
Opinión Iker Armentia
Los casos de corrupción que ahora no lo serían, según Ciudadanos
La formación de Albert Rivera denunció a Jordi Pujol ante la Fiscalía de Barcelona, pidió la dimisión de Chaves y Griñán y vio “positiva” la dimisión de Victoria y Figar. Ahora, ninguno sería apartado.
Algo ha cambiado en Ciudadanos. En concreto, la definición de corrupción. Ellos mismos han bajado el listón y han matizado la condición número uno de su propio Pacto Anticorrupción. Ahora, solo es corrupción si existen indicios de “enriquecimiento personal” o «financiación ilegal”. Y claro, según esta nueva acepción, casos que desde Ciudadanos han denunciado, criticado e incluso han pedido las cabezas de los salpicados, no serían corrupción.Desde su nacimiento, Ciudadanos, con Albert Rivera al frente, ha arremetido duramente contra personajes investigados por casos de corrupción a los que no se les imputaban delitos ni por «enriquecimiento personal» ni por «financiación ilegal». En ese momento todos ellos eran escandalosos, ahora parece que no tanto.
El caso de Chaves y Griñán
Tras las elecciones autonómicas de Andalucía, Ciudadanos subeditó su apoyo a Susana Díaz a que tanto Manuel Chaves como José Antonio Griñán fueran apartados del PSOE. El líder de Ciudadanos espetó: «Si no echa Susana Díaz a Griñán y a Chaves de sus escaños no cogeremos ni el teléfono», y añadió que «si Susana Díaz empieza a cumplir el pacto contra la corrupción que exige Ciudadanos, nos sentaremos a hablar».En el mismo vídeo, se puede observar como Rivera se jactaba de que ellos, a diferencia de PP y PSOE, si hacían lo que prometían en campaña. Todo un retrato digno de admirar.
A Chaves y a Griñán se les imputan delitos de prevaricación administrativa por el caso de los ERE (en el caso de Griñán también malversación de caudales públicos), por lo que no serían corruptos según la nueva acepción. Eso sí, en su momento Rivera sacaba pecho.
Salvador Victoria y Lucía Figar
Los dos exconsejeros del gobierno regional de Madrid dimitieron de sus cargos para facilitar un pacto entre el PP y Ciudadanos de cara a la Comunidad de Madrid. Pero, si la actual negociación se hubiera dado el pasado 4 de junio de 2015 -cuando dimitieron Figar y Victoria- ninguno de los dos tendría por qué echarse a un lado ya que se les atribuye contratación irregular en el marco del caso Púnica, pero no “enriquecimiento personal” ni “financiación ilegal”.
Jaume Matas y Jordi Pujol
El primer proceso abierto al expresidente de Baleares y exministro de Aznar, Jaume Matas, y por el cual fue condenado en julio de 2013 por el Tribunal Supremo a 9 meses de prisión, no sería corrupción puesto que se trataba de tráfico de influencias, prevaricación y malversación. Asimismo, el propio Jordi Pujol se libraría porque de lo que está acusado es de blanqueo de capitales.El propio partido, Ciudadanos, denunció a Jordi Pujol ante la Fiscalía de Barcelona porque «hay indicios de corrupción política».
Óscar Clavell
El caso del diputado del PP por Castellón ha sido el más sonado porque es el que ha generado toda la polémica. Su nombre salió a colación en la reunión de este martes y ninguno de los dos partidos considera que lo de Clavell sea corrupción, ya se le imputan delitos de malversación y prevaricación. Cuestión de matices.
La pregunta ahora es: ¿Por qué antes esto era corrupción y ahora no?