Hay que dar a conocer lo que se está haciendo con nuestra basura.
- Nuevas irregularidades en las actuaciones de GERSUL
- La Bañeza también está afectada como Seisón o Villamamediana. Contra la ampliación sin garantías
- La opacidad en el sector de los residuos es sinónimo de mala gestión.
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La construcción de un nuevo vertedero es la prueba del fracaso de la política actual de residuos
Plataforma por una Gestión de Residuos Transparente y Sostenible
NUEVAS IRREGULARIDADES EN LAS ACTUACIONES DE GERSUL
GERSUL, el consorcio encargado de la gestión de los residuos de la provincia, sigue dando ahondando en los errores.
El día 11 de abril de este año la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León anunció la apertura del proceso de información pública del proyecto de ampliación del vertedero de San Román de la Vega, en la provincia de León, que permitirá la construcción de un nuevo vaso para el Centro de Tratamiento de Residuos (CTR). La Plataforma gestión de residuos -y otras muchas entidades-, remitieron las oportunas alegaciones ante un proyecto infradimensionado y plagado de errores técnicos y de procedimiento.
Al día de hoy todavía no se ha dado respuesta a dichas alegaciones que en algunos casos, si no son subsanadas, pueden desembocar en la paralización completa del proyecto, y cuando menos en un incremento del coste del mismo. Parece preciso en este punto recordarle al presidente de Gersul, Sr. Ángel Calvo, que responder a las alegaciones presentadas en los procesos de información pública no es una opción, sino una obligación de la administración establecida en la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común y en la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno.
Siguiendo la política que siempre ha seguido GERSUL -la de hechos consumados-, el pasado jueves se aprobó la ampliación del vertedero provincial. Las circunstancias de tal votación fueron lamentables, ya que muchos de los representantes de las mancomunidades y municipios procedieron a la votación sin haber leído el convenio; no habiendo recibido nada más que la convocatoria -en algún caso tres días antes (fechada 1 de julio)-; además, no está disponible el proyecto definitivo por lo anteriormente expuesto, y por otra sin haber analizado convenientemente la documentación del convenio de financiación. Sorprende esta ligereza y despreocupación cuando se trata de una inversión de unos cuantos millones de euros y que puede hipotecar el futuro de sus administrados y la salud de la ciudadanía.
Existen numerosas incorrecciones en el proyecto, como por ejemplo, no tener en cuenta la eficiencia en la separación y el reciclaje, ya que se estaría sobredimensionado.
En lo que hay que avanzar, como hacen el resto de comunidades, es en mejorar los modelos de gestión disminuyendo -mediante distintos medios- la cantidad de residuos que se generan e implantar un modelo de separación en origen y recogida que reduzca la cantidad que finalmente se destina a vertedero. Pero esto al Consorcio y a la Diputación parece no preocuparle, manifiestamente prefieren seguir con un modelo económica, social y medioambientalmente catastrófico. Perpetuando un modelo de gestión que se ha mostrado ineficaz.
Por nuestra parte, la Plataforma por una Gestión de Residuos Transparente y Sostenible seguiremos mostrando nuestra colaboración para avanzar hacia modelos más sostenibles, y denunciando la mala gestión y el desprecio que muestran los políticos provinciales por la salud de los ríos y acuíferos de las comarcas afectadas con la agricultura y ganadería más productivas de la provincia.
La Plataforma por una Gestión de Residuos Transparente y Sostenible enviará a las mancomunidades información con alternativas para revertir el problema de la gestión de residuos, que también publicará en su web plataformagestionresiduos.org.
Más información en: info@plataformagestionresiduos.org
Contra la ampliación del CTR «sin garantías»
El objetivo de la protesta es poner en común la situación actual de la gestión del CTR de San Román de la Vega y del proceso de ampliación del vertedero de la planta, «alzando la voz contra lo que consideramos un atentado contra la salud de las personas (el agua y la tierra de nuestra comarca)». Varias Juntas Vecinales entre las que se encuentran Estébanez de la Calzada, Santibañez de Valdeiglesias, Valdeiglesias, Villares de Órbigo, San Feliz de Órbigo, Quintanilla del Valle, Vega de Antoñán, Antoñán del Valle, Seisón y Villamediana de la Vega; «están movilizando a sus vecinos para que exijan a las administraciones y organismos competentes soluciones para la basura».
La Ley 30/1992 y Ley 4/1999 permite que no se dé respuesta a las propuestas de mejora de la ciudadanía (representadas por la Mancomunidad del Órbigo, varios ayuntamientos y Juntas Vecinales, tres partidos políticos y varias asociaciones ciudadanas), por lo que, «no sólo no se han tenido en cuenta las alegaciones presentadas sobre los numerosos fallos que hemos identificado, sino que se ha dado por válido el proyecto aún a sabiendas de los errores que contiene de forma y fondo que afectarán a la salud de las personas», indica la asociación.
La plataforma denuncia que uno de los aspectos más graves de esta situación es la dimensión del nuevo vertedero, ya que esta tiene dos vertientes: por un lado, al colectivo no le salen las cuentas entre el aumento en la cantidad de basura admitida -alegación del Ayuntamiento de Villarejo-, y la basura generada. «Parece que no se va a reciclar nada o que se va a traer de fuera; algo que ya se está denunciando en otros vertederos de nuestra comunidad, por lo que se podría pretender traer basura de fuera de la provincia a enterrar aquí».
En estas cifras -argumenta la asociación- no se tiene en cuenta que se ha generado menos basura con la crisis, y que si el nivel de consumo aumenta, y no se incrementa la conciencia sobre la importancia de la separación en los hogares y empresas, se seguirá sin poder vender ni usar el orgánico que se separa en el CTR, se seguirá vertiendo al vaso, y este se quedará pequeño antes de tiempo. «Nos parece increíble que, sabiendo el grave impacto que la fracción orgánica mezclada con el resto de residuos puede generar, se siga con este modelo de recogida; sobre todo cuando en otros municipios del Estado el orgánico es recogido cuidadosamente para convertirlo en compost».
El problema de los lixiviados
Pero lo más grave de todo, a juicio de los miembros de la asociación, es que si crece el volumen de basura enterrada los lixiviados generados aumentarán afectando a los acuíferos de toda la comarca. «Incluso el Sr. Secundino Prieto, gerente de Gersul, nos afirmó a la salida de la última asamblea de Gersul que el vaso antiguo seguirá generando lixiviados una vez sellado, por lo que el volumen de lixiviados será ingente, con un coste económico y medioambiental incalculable».
Los medios de tratamiento y depuración se han demostrado insuficientes (colapso del vaso años antes de lo previsto, vertidos de presuntos lixiviados que ya se han denunciado anteriormente por la Plataforma y por diversas Juntas Vecinales…) Además, hasta ahora la plataforma no ha podido saber si el CTR tiene depuradora de osmosis inversa -como se afirma en el proyecto-, ya que en las visitas que ha realizado a la planta «se nos ha dicho que no existía, y cuando hemos preguntado a los trabajadores no se nos ha querido facilitar esa información».
Desde la asociación recuerdan que los acuíferos del valle y sus pueblos (como por ejemplo las captaciones de agua de Estébanez, Santibáñez de Valdeiglesias, Valdeiglesias y Hospital) están muy cerca del humedal donde acaban los vertidos con aspecto de chapapote negro, de olor nauseabundo y pestilente realizados desde la planta al reguero del Valle de Calzada, que la Plataforma de Gestión de Residuos y Juntas Vecinales (Estébanez de la Calzada, Santibañez de Valdeiglesias, Valdeiglesias, Villares de Órbigo, San Feliz de Órbigo, Quintanilla del Valle, Vega de Antoñán, Antoñán del Valle) han denunciado en varias ocasiones (por ejemplo en la Nochebuena y el Viernes Santo).
Una ampliación insuficiente
La plataforma insiste en que la Modificación de la Declaración de Impacto Ambiental con motivo de la ampliación del vertedero del CTR de San Román de la Vega «es insuficiente y atenta contra la salud del agua y por tanto la de las personas de la zona y los productos que se consumen originarios de ellas, y por ello alentamos a la sociedad a que se movilice por su salud y la de sus tierras».
Para el colectivo es imprescindible implantar un modelo de separación en origen donde los ciudadanos asuman su responsabilidad con la basura que genera «y exijamos que los políticos se ocupen de legislar para favorecer su reciclaje y convertirla en prosperidad para todos».
Ecologistas en Acción de León ha presentado alegaciones a la autorización ambiental de un nuevo vertedero en el centro de tratamiento de residuos (CTR) de San Román de la Vega. Con ellas la asociación ha querido demostrar que la actividad de tratamiento y eliminación de residuos que se viene haciendo en el CTR y que se pretende prolongar con la construcción de un nuevo vertedero, además de ser un fracaso económico, social y ambiental se realiza al margen de la legislación de residuos, de la legislación de vertederos, y de la planificación estatal de residuos, “Plan Estatal Marco de Gestión de Residuos (PEMAR) 2016-2022”.
Con una inversión de más de 6 millones de euros y con capacidad para admitir 2,09 millones de metros cúbicos del rechazo del tratamiento de residuos sólidos urbanos de toda la provincia de León, el nuevo vertedero se ha calculado para recibir, durante 13 años, 150.000 toneladas anuales de residuos, manteniendo el mismo sistema de gestión que ha llevado al colapso de las instalaciones 9 años antes de lo previsto.
Hay que tener presente en primer lugar, que la eliminación de residuos en vertedero supone destruir permanentemente las opciones de uso del suelo afectado para otros fines. Sus riesgos, para el medio ambiente y la salud humana, afectan no solo al terreno ocupado y colindante, también a la contaminación de las aguas (superficiales y subterráneas), a la propagación de contaminantes por el aire, y a los efectos perniciosos sobre la fauna que acude a las zonas de vertido y que puede transmitir a otras poblaciones de fauna y a las personas. El vertedero es la última opción legal del tratamiento de los residuos.
Sin embargo, la autorización no contempla ningún cambio en la recepción de los residuos, prolongando una situación que beneficia únicamente: a las empresas concesionarias, la UTE (Urbaser- FCC), que cobra por toneladas entrantes; a los grandes productores de envases (que aglutina Ecoembes), que se ahorran la gestión de todos los envases que acaban en el vertedero; y a las empresas cementeras, que como la de La Robla, están autorizadas a incinerar los envases y el rechazo de las plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos.
La clave de una gestión eficiente de los residuos domiciliarios es la recogida selectiva de la materia orgánica o residuos biodegradables (más del 40% del total de los RSU que se producen en la provincia, según datos de Gersul). Sin embargo, en la documentación sometida a información pública, se da por hecho que la materia orgánica seguirá llegando al CTR mezclada con el resto; lo que seguirá impidiendo su transformación en compost y aumentando la proporción de rechazos, pues acabará en el vertedero el material bioestabilizado resultante del proceso que no puede utilizarse como enmienda de los suelos agrícolas.
La entrada en el CTR de los residuos mezclados, hace que los porcentajes anuales de material recuperado sean irrisorios, situándose, según los datos aportados por Gersul, en torno al 30% del total en peso de los residuos que se reciben y procesan cada año. Este porcentaje es muy superior al real, pues por un lado se obtiene a partir del peso total de los residuos entrantes, con alto contenido en agua que se evapora en el proceso, y por otro, contabiliza como recuperado el material bioestabilizado que es devuelto al vertedero.
Ecologistas en Acción ha solicitado que el proyecto se adecúe a las tasas de reciclaje y compostaje establecidas en la legislación vigente (porcentaje que deberá alcanzar, en conjunto, como mínimo el 50% en peso antes del año 2020) y que limite la eliminación del total de los residuos municipales al 35% en 2020, tal como establece el PEMAR.
En consecuencia se ha pedido que se obligue al promotor Gersul a:
- Incorporar a la solicitud de autorización criterios de admisión de los residuos en el CTR que sean vinculantes para las empresas concesionarias de la explotación del CTR y para los productores de residuos (los ayuntamientos de la provincia de León) a fin de alcanzar los objetivos legales de reducción, reciclaje y compostaje de los residuos, teniendo en cuenta que dichos objetivos no se alcanzarán hasta implantar la recogida separada de la materia orgánica.
- Rediseñar el vertedero teniendo en cuenta los objetivos de reutilización, reciclaje y compostaje que limitan legalmente la posibilidad de eliminar los residuos mediante depósito en vertedero.
- Presentar junto con la solicitud de autorización el análisis económico exigido por el Real Decreto de vertederos, e incorporar al estudio de impacto ambiental el estudio de la alternativa 0.
También se ha pedido que se inste a CHD la revisión y modificación de la autorización de vertido que acompañó la autorización inicial del CTR en lo referente a las instalaciones de recogida y vertido de aguas residuales (balsas y depuradora de lixiviados) y evitar la contaminación del dominio público hidráulico en general y del arroyo del valle la Calzada en particular.
Y finalmente, que se pida al Ayuntamiento de San Justo de la Vega un nuevo informe de compatibilidad urbanística que permita al Ayuntamiento afectado intervenir de manera decisiva.
Ecologistas en Acción seguirá denunciando la gestión actual de los residuos, una gestión inaceptable por su impacto sobre la salud humana y el medio ambiente y por la enorme cantidad de recursos materiales y económicos que, en vez de servir al bien común, se ponen a disposición de las grandes empresas que gestionan los residuos.
La asociación seguirá demandando un cambio radical en la política de residuos que debe pasar por:
- Implantar la recogida selectiva de la materia orgánica.
- Poner en marcha sistemas de retorno y devolución de envases.
- Elaborar y llevar a la práctica planes de prevención de residuos para conseguir una importante reducción de la cantidad de residuos generados.