Una vez más nos roban la autonomía, la honorabilidad, la autoestima y la utopía de una región viva e independiente, sí, de las fuerzas políticas caciquiles de tan larga presencia entre nosotros.
Nunca me imaginé lo que está ocurriendo en la región más extensa de la Península Ibérica y una de las de mayor superficie de Europa. Cuando hace más de tres décadas escribí “El Espacio geográfico castellano-leonés” (1982), poco antes de aprobarse nuestro Estatuto de Autonomía, terminaba el ensayo con una copla popular cargada metafóricamente de un mensaje crítico acerca a de la apropiación por parte de los poderosos y oportunistas de toda laya del trabajo del pueblo y naturalmente de los más humildes. También de la ilusión política de los más ingenuos y utópicos. La copla, cito de memoria, dice así: “Molino que estás moliendo, el trigo con tanto afán, tú estás haciendo la harina, “pa” que otro se coma el pan”.
Lo que acaba de suceder en las Cortes de Castilla y León con la votación y aceptación por parte del Partido Popular y de Ciudadanos del nombramiento de Javier Maroto como senador que represente los intereses de la región en la segunda Cámara del Estado, el Senado, no tiene justificación política alguna y supone una humillación vergonzosa y ofensiva. Es algo más, pues asistimos no sólo a un latrocinio y fraude, sino al secuestro de nuestra autonomía y dignidad desde la sede de las Cortes de Castilla y León y desde las sedes del Partido Popular y de Ciudadanos en Madrid.Al menos de la región que soñábamos muchos en 1983 y en la que seguimos ilusionados a pesar de los desmanes perpetrados por los gobiernos del Partido Popular desde que tomó el poder en 1987, también con artimañas leguleyas.
Desde entonces el secuestro de la autonomía y del proyecto regional se ha venido ejecutando de manera cínica y continua. Primero por la utilización de la región por parte de Aznar y su corte vallisoletana de Alianza Popular para hacerse con el poder de aquí y de Madrid; si miramos a los implicados en la Gurtel, bien podríamos afirmar que la trama corrupta comenzó en Valladolid.
Le sucederá brevemente Posada, para seguir camino de Madrid. Después vendrá Lucas y sus adláteres para seguir el mismo camino; ¡ah!, dos sorianos seriamente preocupados por el devenir de la región, ¡qué gran hipocresía!. Y el bueno de Juan Vicente Herrera, sin enterarse durante dieciocho años, como si nada pasase en la región; ni la despoblación, un hecho tan grave, inexistente para el expresidente; ni las Cúpulas del Duero, un despilfarro “sostenible” gracias a los fondos europeos; ni el hospital de Burgos, un ejemplo extraordinario de reajuste de costes y desviación presupuestaria; ni la “Perla Negra”, que tan negras consecuencias trajo para alguno de sus colaboradores.
Por cierto, cuando convocó aquella fastuosa presentación de las Cúpulas del Duero en la Feria de Valladolid, casi se olvida de invitar a los vecinos portugueses. Una vez más desde Valladolid ignoraban a Portugal y al “Douro vinhateiro”, uno de los paisajes naturales y culturales más recocidos de la Península Ibérica y de Europa. Son tantos los entuertos y saqueos acumulados durante estos años (1987-2019) que sería muy oportuna la redacción de un “Informe de Agravios de Castilla y León”, recuperando el tono reivindicativo y regeneracionista de Julio Senador cuando escribió “Castilla en escombros” (1915).
Naturalmente, las provincias más agraviadas son las leonesas. Y ahora, el nuevo Presidente de la Junta de Castilla y León del Partido Popular, Alfonso Fernández Mañueco, y el Vicepresidente, Francisco Igea, de Ciudadanos, nos endilgan a Javier Maroto como senador, un hombre del aparato del Partido Popular cuya candidatura a diputado nacional fracasó en el País Vasco; y todo ello se hace con artimañas leguleyas de empadronamiento en un pequeño pueblo segoviano, Sotosalbos, cuyo hermoso y expresivo topónimo no se merece tamaña patraña administrativa.
Se secuestra, así, impía y fraudulentamente, al medio rural por las dos fuerzas políticas que nos gobiernan para dar una gran prebenda a Javier Maroto y una representación indigna de la región de Castilla y León. Una vez más nos roban la autonomía, la honorabilidad, la autoestima y la utopía de una región viva e independiente, sí, de las fuerzas políticas caciquiles de tan larga presencia entre nosotros.
Mientras tanto, otro secuestro y saqueo medioambiental amenaza al lugar del empadronamiento, pues sus bienes comunes e históricos como Las Matas y Dehesas de Sotosalbos están a punto de ser engullidas por la construcción privada de un gran camping de caravanas que atentará gravemente a las herencias y paisajes culturales existentes a la vera de la sierra segoviana y al pie del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Esperemos que con el empadronamiento fraudulento del senador no estemos también privatizando las viejas y extraordinarias dehesas boyales.
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