Hace 85 años, una mujer logró que el voto femenino fuera una realidad en España. Clara Campoamor ganó la votación a pesar de los suyos. Fue tal día como ayer. El día en que Pedro Sánchez cayó gracias a los suyos.
Todo empezó con el referédum de la Otan. O quizá en Suresnes, cuando auparon como secretario general del PSOE a Felipe González. El partido del puño y la rosa inauguró la era del felipismo en 1982 que trajo muchas cosas buenas, sí. Y España pagó un precio muy alto, también. Entrar en la OTAN para entrar en el Mercado Común. Renunciar a la industria, a la minería, a la ganadería… Ser el balneario de Europa.
El estado de bienestar no nos salió fue gratis. Felipe González sabía a quien se debía. Como lo entendió José Luis Rodríguez Zapatero cuando reformó la Constitución, mano a mano con Rajoy, para calmar a los mercados a costa de sacrificar a los ciudadanos y a las ciudadanas.
Todo se hizo en nombre del interés general. El interés general dictó que millones de personas tenían que ir al paro, miles de familias debían ser desahuciadas, miles de estudiantes quedarse sin becas, millones de trabajadores y trabajadoras con contratos basura y sueldos congelados y a la baja.
Interés general
Interés general. Dos palabras socorridas de esa lengua que domina el discurso público sin estar reconocida por ninguna academia. El ‘politiqués’, preñado de eufemismos y experto en decir lo contrario de lo que se hace.
Sí. Lo que hemos visto esta semana en Ferraz lleva más de nueve meses de gestación. Viene de atrás. Y ahora que Pedro Sánchez había tomado la determinación de tomar otro camino —el que marcó el comité federal cuando decidió que no a Rajoy— sale Felipe González, sentado en su sillón de consejero de alguna empresa privada, diciendo que se siente frustrado porque Sánchez no se abstiene para que gobierne Rajoy. Pues que pregunte a miles de militantes del PSOE. Y a miles de votantes que algún día confiaron su sufragio al Partido Socialista. Frustración tras frustración quedó un espacio vacío y alguien vino a ocuparlo. Desde entonces, los gurús del Ibex 35, el verdadero gobierno en la sombra, no paran de agitar los vientos del miedo. Y a Pedro Sánchez le dicen que tiene que tragar carros y carretas.
Como no lo hace, dan el golpe. Con todos los medios a su alcance. Su ideólogo no es otro que FG, experto en puertas giratorias y vocero del poderoso caballero.
Interés particular
El comité federal decidió -133 frente a 107 votos- que no sean los militantes, sino una comisión gestora quien decida el futuro del PSOE. Que ya lo ha dictado el militante González y su lugarteniente en Andalucía. Una mujer que tan bien representa al patriarcado. Y que quiere tirar del carro.
Y en León, mientras tanto, aprovechan para tirarse los trastos a la cabeza y ventilar sus trapos sucios. Y si Felipe pide la cabeza de Pedro, José Antonio exige la de Tino. Cada uno a lo suyo. El secretario del PSOE leonés andaba tanteando, cual zahorí en busca de agua para abrir un pozo, en qué lugar ponerse para estar de parte del que ganara. De la fuente de la que manarán las órdenes en el PSOE.
Y así, uno y otro, se han colocado de parte de los que, detrás de la careta, piden a gritos que el PSOE se abstenga para que gobierne el PP. Controlada la situación, el PSOE queda atado y bien atado. Haciendo correr la voz de que todo se debe a los malos resultados electorales. Que el no al PP no tiene nada que ver.
Menos mal que nos quedan San Froilán y los carros engalanados. A disfrutar que son dos días.
Ana Gaitero. Diariodeleón