Hoy ocho de marzo del 2017 día internacional de la mujer. Estamos aquí para hacernos visibles ante la invisibilidad, para tomar la palabra y expresar “la vida de ser mujer” para reivindicar derechos que nunca llegan a ser reales.
Estamos aquí también, para conectar con esa voz de mujer, que hoy más que nunca, se manifiesta por el mundo entero para visibilizar los cuidados que asumen las mujeres, la brecha salarial, las múltiples violencias…
Esa voz que ante la injusticia dice ¡BASTA! La voz que en este 8 de marzo denuncia la oscuridad en la que todavía viven muchas mujeres. La voz del grito silenciado del dolor, del lamento, del miedo, de la tortura, de la soledad, de la muerte al fin.
Compañeras, os han asesinado pero seguís vivas en el recuerdo, en la historia de un sistema que va asumiendo día a día, la pérdida de mujeres sin capacidad de reacción.
Nos unimos a la voz del coraje y de la fuerza, con las mujeres de la puerta del sol, para salir de la pesadilla “de ser mujer”, para ayudarnos a reinventar nuestra propia vida, para hablar nuestro propio lenguaje, para sentir nuestros propios sentimientos. Unamos nuestra voz hasta que el mundo entero nos oiga y razone y sienta el daño que se ha hecho y se sigue haciendo a las mujeres.
Si el presente no nos hace justicia, lo hará la historia, porque para las mujeres, ya no hay marcha atrás.
Aunque nos maten, aunque seamos conscientes de que solo por las leyes, y a través de ellas, se empiece a respetar nuestros derechos y se nos dé un poco, de todo lo que se nos ha negado y nos pertenece, ya no podemos doblegarnos a esos roles, a esos modelos injusto, que la sociedad heteropatriarcal ha creado para nosotras.
Sabemos que la ira de algunos hombres, aumentan en la medida que van perdiendo poder sobre las mujeres. Pero ya no nos sentimos culpables, por no contribuir a esta cultura machista, sustentada en términos de economía, necesidades y privilegios para el hombre. No nos sentimos culpables por creer que la institución familiar, amparada en esta misma cultura, explota a la mujer, la somete y en ocasiones, la mata.
Ya no nos sentimos culpables, por buscar y encontrar el amor y el placer allá donde florezca, por tener vida propia, intereses propios, aspiraciones y responsabilidades para con nosotras mismas, y con el resto de la humanidad, las mujeres ya no nos sentimos culpables….
Se nos presenta un año difícil y con muchos frentes abiertos pero los caminaremos “mejor calzadas”