Podemos conseguirlo: A todas las inscritas y todos los inscritos en Podemos y a todas las ciudadanas y todos los ciudadanos de nuestro país:
Queremos escribiros esta carta a raíz del hito decisivo ocurrido el 7 de noviembre. A las 12:00 horas en Madrid, en el Paseo del Prado 18, estaba convocada una marcha estatal contra las violencias machistas, que ha puesto de manifiesto ideas que nos parecen que ya son de sentido común en la sociedad, que han de ser cuestión de Estado y formar parte de un acuerdo social y ciudadano para un país nuevo. Desde luego, este día no le pertenece a Podemos, ni a ningún partido, sino que representa un conjunto de reivindicaciones peleadas valientemente por las mujeres y ampliamente compartidas por la sociedad que creemos que son irrenunciables para el futuro país que queremos construir juntos. Siendo conscientes del momento histórico que vivimos y de la cercanía de las próximas elecciones generales del 20-D, que, más que un simple gobierno, condicionarán las próximas décadas y el país de las próximas generaciones, nuestra apuesta es que esos anhelos y aspiraciones formen parte del nuevo pacto que está por venir.
Nos encontramos, de nuevo, ante una situación en la que la ciudadanía va por delante de sus representantes. En este caso, la ciudadanía va muy por delante de este Gobierno del Partido Popular en la defensa de los derechos de las mujeres. La situación en nuestro país es alarmante y la realidad de la violencia machista va mucho más allá de lo que recogen actualmente nuestras leyes. Desde Podemos, siempre hemos insistido en la importancia del uso del lenguaje en la política, ya que permite visibilizar determinadas problemáticas y, por lo tanto, empezar a buscar soluciones. Si, en multitud de ocasiones, el lenguaje es crucial en política, aquí es directamente vital. Por ello, hay que nombrar la violencia machista para identificarla y para combatirla y, por ello, también hay que actualizar nuestra legislación para recoger todos los tipos de violencias contra las mujeres y hacer que nuestras leyes se adapten a las normativas internacionales, a las que nuestro país ya está suscrito. La violencia machista no puede ser restringida al ámbito de la pareja o la expareja, sino que las leyes deben reconocer asimismo como tal el acoso, la violación o las agresiones sexuales, entre otras violencias contra las mujeres. La violencia machista se declina, por lo tanto, en plural.
España y toda su ciudadanía, mujeres y hombres, van también por delante de un Gobierno que ha coartado los derechos de las mujeres, con un recorte general de un 22% del presupuesto destinado a la prevención de la violencia machista, y ha cerrado servicios y centros de acogida para mujeres en situación de violencia. De forma indirecta, pero no por ello menos grave, las políticas de austeridad, de recorte y de privatización de los servicios públicos han tenido como una de sus consecuencias más perversas dejar en mayor situación de dependencia económica a las mujeres respecto a sus parejas, ya que, si la crisis y su nefasta gestión tienen un rostro, este es un rostro de mujer. En el caso de las mujeres en situación de violencia machista, la combinación es letal.
Por esa razón, desde nuestras posiciones institucionales, hemos presentado, en primer lugar y de forma urgente, la propuesta de no condicionar el acceso a la vivienda pública de las mujeres víctimas de violencia machista a la existencia de una orden de protección, es decir, de no obligar a las mujeres a denunciar a las parejas de las que muchas veces dependen económicamente como requisito para recibir cualquier ayuda. En segundo lugar, tenemos que garantizar que los servicios públicos de atención a las víctimas de violencia machista, mujeres y menores, sean de la máxima calidad y, por lo tanto, no pueden ser externalizados y gestionados por empresas privadas. En ámbitos como este, el lucro y el beneficio económico nunca deberían haber entrado. Los países más justos, más avanzados y en los que los ciudadanos son más libres son los que tienen claro que hay determinados ámbitos de la vida política y social que han de estar blindados ante el negocio.
Además, entre otras cosas importantes, hemos incluido en nuestro programa todo un paquete de medidas contra una de las manifestaciones más injustas de la desigualdad: la desigualdad entre hombres y mujeres. Como hemos dicho, la crisis y los recortes han recaído en buena medida sobre la independencia económica de las mujeres y, por lo tanto, sobre su libertad. Muchas de esas medidas quieren garantizarla y, por ello, van destinadas a lograr que hombres y mujeres reciban el mismo salario por el mismo trabajo: permisos iguales e intransferibles por cuidado de hijos, aumento de las atribuciones de la inspección de trabajo y la Seguridad Social en materia de prohibición de la discriminación en la contratación, refuerzo de los pilares del Estado de bienestar y la creación de una cuarta medida: escuelas infantiles públicas y de calidad para niñas y niños desde el nacimiento. Porque el cuidado es cosa de todas y de todos y queremos un país en el que cuidar en igualdad para tener también un país en el que trabajar en igualdad.
Como venimos diciendo en los últimos tiempos, este próximo 20 de diciembre no se elegirá a un simple Gobierno más, un poco a la derecha o un poco a la izquierda en el eje ideológico, sino que estamos ante unas elecciones del que probablemente saldrá un Parlamento que tenga que abordar una reforma constitucional. Incluso dentro del inmovilismo más absoluto, Rajoy y el Partido Popular han reconocido la necesidad del cambio. Por lo tanto, habrá que hablar y entenderse con diferentes fuerzas políticas, siempre teniendo claras líneas rojas y prioridades para ese acuerdo de país. Queremos que lo que vamos a defender el 7-N forme parte de esos principios irrenunciables del acuerdo y de ese horizonte, porque creemos que representa a un país real que va muy por delante del –hasta ahora– país oficial. Vayamos el sábado juntos a decir que lo que tenemos por delante, nuestro futuro, es para todas y para todos y que no queremos ni una mujer menos. Podemos conseguir un país más igualitario y sin violencias machistas. Tenemos un plan y la voluntad política para llevarlo adelante. Pongámonos todas y todos en marcha para lograrlo.
Pablo Iglesias y Clara Serra